13 de noviembre de 2020.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha desplegado equipos para apoyar en las actividades de socorro en América Central y el sur de México, donde se estima que tres millones de personas se han visto afectadas por el huracán y la tormenta tropical Eta, en lo que se considera uno de los peores desastres climáticos en la región en las últimas dos décadas.
Desde que Eta golpeó la región, el 3 de noviembre, fuertes vientos y lluvias han causado graves daños a casas, carreteras, infraestructuras energéticas y centros de salud. Cultivos enteros resultaron destrozados y, con ello, muchas fuentes de sustento desaparecieron. Derrumbes y deslaves han afectado a comunidades enteras y más de 120.000 personas se han visto obligadas a evacuar sus hogares en toda América Central, una región donde la brutal violencia de las pandillas y la persecución ya han obligado a huir a casi un millón de personas.
“El impacto de la tormenta se da en medio de una contracción económica ya crítica en la región como resultado de la pandemia de COVID-19, lo que ocasiona más dificultades tanto para las personas desplazadas por la fuerza, como para las comunidades de acogida. Ahora es más probable que aumenten los desplazamientos a través de las fronteras, incluso de personas que huyen de la violencia y la persecución”, expresó Giovanni Bassu, Representante Regional de ACNUR para América Central y Cuba.
El aumento de las temperaturas está cambiando los patrones de lluvia a nivel mundial. En Centroamérica, el cambio climático está aumentando la intensidad tanto de las lluvias como de las sequías, particularmente en la región conocida como “corredor seco”. Esos fenómenos pueden exacerbar la pobreza y las condiciones de inseguridad que siguen empujando a las personas a huir de sus comunidades.
En toda la región, ACNUR está prestando asistencia brindando apoyo para aumentar la capacidad de albergue y suministrando mascarillas, equipos de higiene, jabón, equipos de cocina, mantas térmicas, mosquiteros y lámparas solares, entre otros.
Honduras ha sido el país más afectado por las extensas lluvias y el desbordamiento de los ríos, con un número estimado de 1,3 millones de personas afectadas, 58 muertos y 88.000 evacuados. Entre los afectados, se encuentran 103 personas que habían sido desplazadas anteriormente por la violencia y la persecución.
En Guatemala, más de 640.000 personas se han visto afectadas, y en el país se registraron 46 personas fallecidas y 96 desaparecidas. Algunas quedaron atrapadas bajo los derrumbes o en lugares inaccesibles a los socorristas. Por lo menos dos familias de solicitantes de asilo han tenido que ser evacuadas de sus hogares debido a las inundaciones. ACNUR está coordinando la distribución de ayuda con las autoridades y las organizaciones socias y ha puesto a disposición de los afectados unidades habitacionales prefabricadas y artículos de primera necesidad, respondiendo al llamado de ayuda emitido por el Gobierno.
ACNUR también está prestando asistencia en el sudeste de México, donde han muerto por lo menos 27 personas y se estima que 180.000 personas han sido afectadas por las inundaciones. Los estados de Chiapas y Tabasco, que acogen a un gran número de personas solicitantes de asilo y refugiadas, en su mayoría procedentes del norte de Centroamérica, se han visto particularmente afectados. Los equipos de ACNUR están coordinando con las autoridades locales la distribución a las comunidades damnificadas de 3.300 colchonetas y asistencia alimentaria para 700 familias.
También se ha informado de extensas inundaciones y cortes de electricidad en la zona norte de Panamá, en Costa Rica, Nicaragua, Belice y El Salvador, donde los equipos del ACNUR están complementando los esfuerzos de las Naciones Unidas y de toda la comunidad humanitaria.
ACNUR insta a los gobiernos a que incluyan en sus actividades de socorro después de la tormenta a las personas que habían sido desplazadas por la violencia. La respuesta de ACNUR ante el impacto de ETA está es acorde a nuestro compromiso de apoyar el Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones (MIRPS) para ayudar a los Estados a atender las necesidades de las personas desplazadas por la fuerza y las comunidades que las acogen.