Con el apoyo de instituciones, Carla puede reconstruir su vida en Honduras
Cargando solo una bolsa con sus recuerdos familiares, unos cuantos juguetes y lo que traían puesto, Carla*, sus tres hijas y sus dos nietas se vieron forzadas a dejar la aldea donde nacieron -en una ciudad de Honduras- luego de que su esposo fuera asesinado y ellas recibieran amenazas contra sus vidas.
“Recibí una nota en un papel que decía que, si no salía de la casa ese mismo día, todas nosotras iríamos a acompañar a mi esposo”, recuerda la madre de familia, quien todavía está en proceso de recuperarse por la pérdida de su esposo y su hogar. “No tenía tiempo que perder, no podía arriesgar a mis hijas, a mis nietas, tenía que sacarlas de ahí rápidamente”.
Con ayuda de la policía y de un familiar cercano, Carla y su familia recogieron lo que les cabía en las manos y se subieron al vehículo policial para salir del único lugar que conocían hasta ese momento. Primero, llegaron a casa de un hermano de Carla en otra ciudad en Honduras, pero ella tenía claro que rápidamente tendrían que buscar su propia vivienda.
Una vez instalada, Carla buscó ayuda en la Secretaría de Derechos Humanos (SEDH). “Yo había escuchado que había personas que ayudaban cuando a uno le pasan cosas malas, pero pensé que no era cierto”, comentó Carla. “Pero, a los pocos días de que llamé, llegaron a visitarme e inmediatamente nos dieron ayuda; primero con vales para alimentación y artículos de limpieza personal, eso nos ayudó a subsistir”.
Después de dos semanas, Carla entró al programa para emprendedores de la SEDH apoyado por ACNUR, donde recibió capital semilla que le permitió empezar a generar ingresos para sostener a su familia. “Yo ya tenía experiencia con negocio de venta de comestibles y bebidas. Con eso apoyaba a la economía familiar en
mi antiguo hogar”, destacó emocionada Carla, quien en este negocio ha encontrado un respaldo que le permite seguir adelante.
“Me puse a buscar una zona donde no hubiera otras tiendas similares, así encontré la casa donde vivimos ahora. Somos la única pulpería (tienda de abastos) en este sector de la colonia, todos los vecinos me compran tortillas temprano y ya no tienen que caminar tanto para conseguir lo que necesitan, así que ellos también están contentos con nuestra llegada”, finalizó Carla, quien, a pesar de las inmensas dificultades, ha encontrado esperanza y la fuerza para seguir adelante.
Carla y sus hijas forman parte de las más de 247,000 personas desplazadas internamente en Honduras. Como parte de la respuesta, hace cinco años Honduras se adhirió al MIRPS y en 2022 lideró el mecanismo como Presidencia Pro-Tempore. En este rol, Honduras extendió su respuesta a 13 distintas instituciones, que impulsan programas para la atención de personas con necesidades de protección.
*Nombre cambiado para proteger la identidad de la persona.