Refugiado nicaragüense lidera albergue que un día le acogió
Tras graduarse de la carrera de derecho, Ernesto planeaba ejercer su profesión y crear su propia firma legal. Sin embargo, tuvo que salir de Nicaragua y empezar una nueva vida en medio de la crisis sociopolítica que inició en abril del 2018. Recién graduado, puso sus sueños en una maleta y buscó refugio en Costa Rica.
A su llegada a Costa Rica, fue atendido en un albergue en San José, la capital, donde no solo encontró personas solidarias que le atendieron, sino que ese mismo lugar se convirtió en el lugar de trabajo que hoy lidera con pasión.
La integración de Ernesto no hubiera sido posible sin el acceso a los documentos de identidad que le otorgó el Estado costarricense. Como solicitante de refugio, Ernesto logró establecerse como líder del albergue y por su formación como abogado, no solo ha dado asistencia humanitaria, también ha logrado que otras personas accedan a esta documentación y a otros derechos que otorga el país a personas solicitantes de refugio y refugiadas en Costa Rica.
Su trabajo se ha extendido durante casi cuatro años, brindando atención a personas solicitantes de refugio de la región. “Nos ha tocado atender a personas de Nicaragua, Haití y más recientemente Venezuela”, asegura satisfecho y orgulloso de la ayuda que ha brindado.
Ahora Ernesto, reconocido como una persona refugiada, sueña con convertirse en psicólogo, carrera que inició en Costa Rica. “Siempre quise ser abogado o psicólogo. Me decanté por derecho sin saber que algún día terminaría dando ayuda psicosocial a personas que, como yo, tuvieron que huir de su país”, dice Ernesto.
Sin su documentación, Ernesto no imagina como hubiese sido el tiempo que ha transcurrido en el país. Primero como solicitante de refugio y ahora como refugiado, Ernesto ahora mira al futuro con la esperanza de seguir brindando ayuda a quienes, como él, un día requirieron de una mano solidaria en el país que les acogió.